La Esfera
Introducción
El inicio del año 1914 trajo consigo la aparición de una nueva revista en España: La Esfera, subtitulada «Ilustración mundial». Nacida como publicación de lujo, su existencia se prolongó durante más de 15 años —hasta 1931—, cuando su calidad inicial {tanto en su forma como en su contenido} se había mermado hasta quedar convertida en una revista ilustrada dedicada a los eventos deportivos y el ocio cinematográfico. No obstante, su labor de promulgación literaria fue importantísima, contando entre sus firmas numerosos nombres de la más reputada categoría.
Con la presente ficha pretendemos recoger unas mínimas notas que valgan como carta de presentación de la cabecera.
Principales características
La Esfera fue una revista semanal ilustrada que se publicó por primera vez el 3 de enero de 1914 y continuó su periplo editorial hasta el 17 de enero de 1931. Durante este periodo de tiempo sacó de la imprenta un total de 889 números, sin contar los extraordinarios.
Desde el principio fue considerada como artículo de lujo tanto por su precio {50 céntimos} como por la tremenda calidad de las ilustraciones que publicaba en color y papel de alta calidad. Las dimensiones de cada ejemplar eran de 36 × 28 cm.
En relación a su línea editorial, cabe destacar que, si bien evitó entrar en las discusiones y posicionamientos políticos, sí apoyó la dictadura de Primo de Rivera {nº 572, 20-XII-1924}.
Su principal característica radica en su gran talante gráfico, que supuso que sus artículos siempre fuesen ilustrados con grabados y fotografías. Además, cada semana publicaba una «Página artística», consistente en un grabado impreso en color. En más de una ocasión se unieron a ésta las llamadas «Páginas de arte contemporáneo» y las «Páginas de arte moderno». El carácter de estas ilustraciones presenta una mezcla de realismo, idealismo y fantasía, quedando relegado el arte experimental o abstracto. Por su parte, la mayor parte de los grabados evocan todavía el medievalismo estilizado y los paisajes crepusculares y oníricos típicos de finales del siglo XIX. Entre los ilustradores se encuentran los reputados Bartolozzi, Bujados, Dhoy, Enrique Ochoa, Varela de Seijas y J. Ramírez.
En lo relativo a la parte textual nos encontramos con artículos que abordaban la literatura contemporánea, el teatro, el baile, la moda, los monumentos y paisajes de España, hallazgos arqueológicos, deporte, familias reales europeas, viajes, actualidad europea y, más raramente, ciencia. Como puede apreciarse, el conjunto era misceláneo y heterogéneo.
Entre sus colaboradores más prolíficos se encuentran José María Carretero {«El Caballero Audaz»}, que cultivó el género de la entrevista; Dionisio Pérez {«Pedro Recio de Tirteafuera», «Mínimo Español»}, con su sección «De la vida que pasa»; José Francos Rodríguez, que publicó la serie «Memorias de un Gacetillero»; José Ortega Munilla, Ramón Pérez de Ayala, Luis Araquistain, Miguel de Unamuno, Ramiro de Maeztu, Manuel Abril, Joaquín Dicenta, Eduardo Zamacois, Carmen de Burgos «Colombine», José Francés {«Silvio Lago»}…
Principales etapas
La publicación estuvo bajo la dirección de Mariano Zavala y Francisco Verdugo Landi, que también fueron directores de Mundo gráfico y Por esos mundos.
Si bien en un principio se velaba por la calidad intelectual de la revista, la I Guerra Mundial supuso un duro varapalo del que difícilmente se pudo recobrar. En un principio, contemplando los ejemplares de la época, se aprecia que la revista se llenó de fotografías e interpretaciones artísticas {de las ciudades bombardeadas, de batallas navales y de las trincheras}, así como de artículos comentaristas, firmados por el capitán Fontibre. Además, Vicente Blasco Ibáñez ejerció como corresponsal de guerra entre octubre de 1914 y junio de 1915.
Por contrapartida, la guerra trajo consigo el encarecimiento del papel, sobre todo de la calidad del empleado por La Esfera, que era de origen báltico. La dificultad de conseguirlo, la desaparición de los anunciantes extranjeros y el costo de los reportajes de guerra hizo que las capacidades económicas y cualitativas de la publicación se redujesen sustancialmente. A ello se une el rechazo de Prensa Gráfica a la subvención ofrecida a la prensa por parte del gobierno español. Así pues, acabó anunciando la suspensión de Por Esos Mundos y la amalgamación de La Esfera y Nuevo Mundo {«Al público que nos lee», nº 155, 16-XII-1916}.
En un principio, a pesar de todas estas desavenencias, la calidad artística y literaria de la publicación no se vio comprometida. Ahora bien, es indudable que comienza entonces una serie de cambios en la revista, consistentes principalmente en el menor interés por las actividades de la familia real española por contrapartida al significativo aumento de las fotos de deportistas y actrices.
Así pues, a medida que avanza el siglo XX, las ilustraciones empiezan a reflejar la sociedad frívola del té-tango y del gin-cocktail hasta que, finalmente, la calidad se ve dañada de modo irreversible.
Producción literaria
La Esfera, en su faceta de revista literaria, publicaba cada semana varios cuentos de escritores españoles, entre los que figuran Antonio Hoyos y Vinent, Emilia Pardo Bazán, Joaquín Dicenta {padre e hijo}, Manuel Bueno, Alberto Insúa, Pedro de Répide, Luis Antón del Olmet, Alfonso Hernández Catá, Manuel Linares Rivas, Felipe Sassone, Leopoldo López de Sáa, Carmen de Burgos, Eduardo Zamacois, Ricardo León, Wenceslao Fernández-Flores, Joaquín Belda, Andrés González Blanco, Felipe Trigo, Ramón Pérez de Ayala, Ramón María del Valle Inclán, Vicente Blasco Ibáñez, Benigno Varela, Gabriel Miró, Apeles Mestres, Edmundo Gómez de Baquero, Concha Espina, Goy de Silva, J. Ortiz de Pinedo, Eugenio Noel, Ricardo Hernández Bermúdez y José Ortega Munilla.
En el campo de la narrativa se publicaron también en alguna ocasión extractos de novelas contemporáneas {Los cuatro jinetes del apocalípsis y Mare Nostrum, de Blasco Ibáñez} y piezas teatrales de dramaturgos como Carlos Arniches, los hermanos Quintero o Gregorio Martínez Sierra.
También hubo espacio cada semana para la lírica. Entre los firmantes —continuadores de movimientos finiseculares y simbolistas— destacan Villaespesa, Carrere, Eduardo Marquina, Salvador Rueda, Emilio Bobadilla, Ramón Pérez de Ayala, Felipe Sassone, Pedro de Répide, López de Saá, Juan Ramón Jiménez, Catarineu o Lasso de la Vega. También pueden encontrarse unos poemas inéditos de Rubén Darío, publicados a título póstumo.
Suele destacarse la frecuente contribución de escritores noventayochistas como Unamuno o Maeztu, aunque la línea editorial de la publicación se consideraba perteneciente a una generación más avanzada a esta. No obstante, en ella encontramos artículos sobre literatura como «La Generación de 1898» {Azorín, nº 17, 25-IV-1914} o «Bohemia madrileña» {Pío Baroja, nº 53, 2-I-1915}.
En último lugar, dejamos constancia de la preferencia manifiesta por escritores nacionales, aunque también se dedicase espacio a la cultura extranjera, sobre todo desde 1918, cuando se publican algunos escritos de Tagore, Twain, Annunzio, Maupassant, Gorki, Eça de Querioz o Kipling.