Ganso y Pulpo

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Catálogo

  • Imagen de cubierta El pescado de oro

    Cuento pesimista donde la salvación fortuita de una familia desgraciada llega demasiado tarde.

    En un pueblo de la costa cantábrica vive Escolástica junto a su hijo Juanito, de cuatro años, y una inocente niña de apenas unos meses de edad. La reciente muerte del cabeza de familia en el mar, que solo devolvió su bote destrozado, los tiene sumidos en el hambre y la miseria. El pequeño procura cada noche conseguir algún pez olvidado en las orillas de la playa, mas siempre sin fortuna. Poco a poco, la madre va perdiendo sus fuerzas. Sin embargo, una noche de terrible tormenta todo parece dispuesto a cambiar. El pequeño Juan, decidido, sale a la playa y su sagacidad es premiada con un rodaballo de dorados reflejos. La madre decide que lo mejor es venderlo, pero en su último aliento, el pez acaba en las llamas de la lumbre. Jugando Juan con sus despojos, encuentra en él una preciosa sortija. ¿Es quizás el fin de la miseria de esta desgraciada familia?

  • Imagen de cubierta Historia de una flor

    Cuento donde una flor relata en primera persona su ajetreada existencia.

    Este relato se remonta a los remotos tiempos en que tanto los animales como las plantas hablaban el lenguaje de los hombres, pues es una flor la que da cuenta de su existencia en primera persona, con sus propias palabras. Si bien esta solo alcanzó a estar en este mundo por veinticuatro horas, pasó por diversas peripecias y conoció a un buen número de personas que con ella interactuaron. Por consiguiente, desde su mirada se nos presentan entonces los caracteres de dichos individuos, así como los sentimientos que los mueven, ofreciéndonos un retrato impresionista de la sociedad en que le ha tocado nacer. Desde el niño travieso al monaguillo enamorado, pasando por el viejo verde y la beata caritativa, he aquí el viaje vital de una bella flor.

  • Imagen de cubierta Las tres naranjas

    Cuento oriental donde tres naranjas simbolizan los ideales de caridad, fe y esperanza.

    En este cuento maravilloso vive el poderosísimo rey Abul, padre de tres hermosos y robustos mancebos y dueño de un palacio de impresionante arquitectura. La fama de este era universal, y de todas partes del mundo llegaban diariamente infinitos viajeros, ávidos de contemplar por sus propios ojos aquella maravilla nunca bien ponderada. Entre ellos, un día llega un viejo árabe al que abrasa la envidia y, movido por ella, hace creer al rey que la construcción de su palacio es obra de un espíritu maligno. En sueños conoce el modo de acabar con el palacio que ansía y no puede poseer, pues si algún príncipe llegase hasta el castillo del Águila negra, y penetrando en sus jardines, arrancase de él tres naranjas, una vez de vuelta con ellas, bastaría que las colgase de las tres puertas de entrada de su palacio, para que este se viniera inmediatamente abajo. Engañado el rey sobre el poder de las naranjas, envía a sus hijos, de uno en uno, a conseguirlas.

  • Imagen de cubierta La noche del diablo

    Leyenda que narra el terror con que viven unos aldeanos cántabros el aniversario de una noche funesta y fatal.

    Esta leyenda popular nos lleva hasta una retirada aldea del pintoresco valle de Pas, en las montañas de Reinosa, allá por los años cincuenta del siglo XIX, cuando vivían en ella dos mujeres en una pequeña cabaña. Casi nunca salían de su retiro y las sencillas gentes del lugar murmuraban que tenían un pacto con el demonio. Por aquel entonces, llega un forastero a la aldea, el narrador de la historia, que se sorprende al ver cómo en esa noche los labriegos cierran cuidadosamente, en el mayor silencio, sus chozas; mientras la campana de la aldea toca y sigue tocando, haciendo que sus ecos se pierdan en el espacio lentamente. En la casa donde ha de alojarse, un anciano le pone sobre aviso: es la noche del diablo, y los que durante ella tienen la desgracia de morir, no gozan nunca de las delicias celestiales. Mientras, la campana continúa tocando…

  • Imagen de cubierta Una historia inverosímil… pero historia

    Cuento donde la prosaica realidad se impone a una monomanía poética.

    El narrador de esta historia inverosímil se ve arrastrado por una pasión monomaniaca, llena de la poesía del misterio que envuelve a un desconocido. Este es un hombre sin cualidades extraordinarias, incluso vulgar y con facciones tan comunes como las del más humilde de los seres; débil, enfermizo, parecido a un joven enervado por el vicio a quien los placeres y los crímenes han acabado por arrebatar el vigor. En definitiva, un hombre que se hace centro de toda atención debido a la extrañeza que suscita en los ojos que lo miran. De tal modo llega a impresionar al narrador, que no se da punto de reposo hasta saber quién es, cómo se llama y de qué vive. De este modo comienza a seguirlo sin descanso y, como toda vez se le acaba escabullendo, el misterio y la monomanía aumentan. Finalmente, la casualidad querrá que se produzca el deseado encuentro.

  • Imagen de cubierta La hija del verdugo

    Cuento de amor y fatalidad marcado por el estigma social del verdugo.

    Esta es la historia de Juana, una quinceañera candorosa y buena, bella como los ángeles del cielo, que no sabe más que sentir y amar. Sin embargo, a pesar de haber nacido para el amor, ha venido al mundo para sufrir. Huérfana desde los tres años, es adoptada por unos lejanos parientes, condolidos de su desgracia, que cuidaron muy bien de ocultarle su origen. Un día, sus ojos se fijan en los de un gallardo mancebo llamado Enrique. Tras unas pocas semanas de sonrisas y de suspiros, ya se juzgan los seres más felices del universo. Sin embargo, la envidia hace que un vecino, conocedor del pasado de la joven, se interponga a su felicidad refiriendo al chico el secreto y estigma de su triste historia.

  • Imagen de cubierta El mendigo

    Cuento de enredo donde la deslealtad y los celos quedan finalmente vengados.

    Con este cuento nos trasladamos hasta Italia para asistir al encuentro de dos amantes en una noche de primavera llena de poesía y de encanto. El trovador, bajo el mirador veneciano, interrumpe su sentimental discurso tras escucharse el ruido de una detonación. El joven ha sido asesinado. Hasta su cuerpo llegan un mendigo y varios alguaciles. El primero, que reconoce a la víctima, se pone en actitud de encomendar su alma a Dios. Mientras, llegan los alguaciles y lo apresan como supuesto agresor. Sin embargo, la gente cuchichea acerca del célebre magistrado Marco Doria; sospechan que quizás haya sido él el asesino, para así tener el amor de la joven Lidia, de quien es tutor. De todos modos, el mendigo es declarado culpable y condenado a muerte. Su fuga dejará abiertos algunos interrogantes.

  • Imagen de cubierta El sueño

    Cuento donde se confrontan sueño y realidad para argumentar sobre la misericordia divina.

    En una mísera aldea vive Juan, un viejo campesino de sensible y tierno corazón, casado hace muchos años ya con Blasa, el amor de su vida. Pasa el tiempo y ellos continúan adorándose con delirio, ajenos a cualquier queja sobre su sino, solo lamentando el no haber podido nunca tener un hijo. Un día llega Juan a su cabaña mucho más alegre que de costumbre, afirmando haber platicado con un mensajero de la Providencia. Los temores de Blasa se concretan en el pensamiento de que su marido ha perdido el juicio y sale en busca del cura y de sus vecinos para buscar un arreglo. Ante ellos da cuenta de lo sucedido y de su relato extrae el cura la lección de que se debe respetar los designios de Dios y resignarse cada cual con su suerte. Pero un pobre campesino considera injusto que la suerte sea a veces tan negra con los seres más buenos y da cuenta del relato, que no es sueño, de una madre que espera cada día en el puerto la llegada de su hijo desaparecido en alta mar.

  • Imagen de cubierta El vampiro

    Cuento fantástico acerca de un vampiro que se nutre de la sangre de los mancebos de una aldea.

    Al castillo de una comarca llega un señor feudal desconocido que pronto genera todas las antipatías entre sus siervos. Viejo hasta el punto de ir doblado por el peso de los años, no cambia una palabra con nadie. Su aspecto decrépito y solitario contrasta, sin embargo, con una feliz algazara que inunda el castillo, de cuando en cuando, pero siempre a la hora de medianoche, coincidiendo con la desaparición de los más jóvenes y robustos muchachos de las aldeas circundantes. Aunque se sospecha que dicho señor los emplea en ciertas orgías nocturnas, el temor mantiene atenazadas a las familias y al resto de los hombres. Tendrán que ser las jóvenes, viéndose condenadas a la soltería y su estado honesto, las que decidan tomar medidas para solucionarlo.

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