Introducción
El bilbaino Joaquín Mazas, hijo de la poeta Matilde Orbegozo, se labró su carrera en la redacción de El Globo. En ella se dedicó al periodismo político, la crítica taurina y al cuento. Abandonó el diario por desaveniencias políticas con Castelar y volvió a Bilbao, donde se convirtió en sucesor de Antonio Trueba como archivero de la Diputación provincial. Sin embargo, su delicada salud, truncó su vida cuando apenas había alcanzado los treinta años de edad.
Ganso y Pulpo reedita parte de su producción literaria desde el día 9 de mayo de 2020.
Primeros años
Joaquín Julián de Mazas Orbegozo nació el 10 de enero de 1861 en Abando, Bilbao. Fue el primer hijo del matrimonio entre Diego Ramón Mazas Torre y la poeta Matilde Raimunda Orbegozo Jugo. Tenía un hermanastro (hijo del primer matrimonio de su padre), cuatro hermanas y un hermano. Su bautizo se celebró en la parroquia de San Vicente.
En Madrid, con apenas veinte años, entró en la redacción del diario posibilista El Globo. En sus páginas desarrolló la mayor parte de su trabajo periodístico y literario, que se fundó en tres tareas: el periodismo político, la crónica taurina y la escritura de cuentos.
Perodismo político
La primera de estas labores, trabajo de rutina diaria, dejó sus principales frutos en sus crónicas de las sesiones de las Cortes. La política fue un elemento fundamental en su carrera, pues se separó de la redacción de El Globo en febrero de 1888, así como su compañero Manuel Troyano, al sentirse traicionado por Castelar, que acentuó por entonces su benevolencia hacia la monarquía.
Crónica taurina
Respecto a la crónica taurina, empleó el seudónimo Un alguacil. Sus revistas de toros fueron celebradas por su ingenio y su estilo chispeante, llegando a alcanzar con ellas gran popularidad. Declarado lagartijista, entabló gran amistad a través de los toros con Mariano de Cavia. Por otra parte, llegó a ser padrino en el duelo entre un torero y un crítico, aunque finalmente el proyecto no llegó a prosperar y quedó en mera anécdota.
Narrativa breve
En tercer lugar, su gusto por la literatura cuajó exclusivamente en la forma del cuento, publicando decenas de ellos en las páginas de su principal diario (solo en 1887 se cuentan 29 cuentos con su firma). Como se lee en la necrológica publicada en El País:
La delicadeza de su espíritu reflejábalo en los artículos literarios que con frecuencia publicaba, casi siempre tomando como asunto acciones tiernas y sencillas.
Podemos completar un primer acercamiento a la recepción de su estilo literario con las siguientes líneas publicadas en La Ilustración:
Su imaginación algo candida, llena de un lirismo victorhuguesco, enamorada frenéticamente de un ideal, no transigía con nada que atacase a la pureza de su dogma.
[...]
La nota característica de su literatura era el humorismo; sus trabajos producían en el ánimo una impresión suave y melancólica, a la vez regocijada y triste.
Su producción literaria, por otra parte, también tiene muestras esporádicas en otras cabeceras, como por ejemplo en El periódico para todos (1883) o en La Ilustración (1887).
Retorno a Bilbao
Tras abandonar la redacción de El Globo en 1888, Joaquín Mazas decidió volver a su tierra natal. Entre las razones no puede incluirse una motivación económica, pues no necesitaba trabajar para vivir de forma desahogada. No obstante, su salud era delicada y puede sospecharse que el tipo de vida que llevaba en Madrid contribuyera a empeorarla, pues como cuenta Antonio Cortón en su artículo Recuerdos de El Globo, publicado en El Heraldo de Madrid en 1910:
otro redactor, alto, flexibie, aguileño, el rostro granulado por el alcohol, y de continente aristocrático; este joven era Joaquín Mazas, escritor que hoy sería, a no haberse ido tan temprano, un gran prestigio de las letras.
Asentado en Bilbao desde el 18 de abril de 1888, colaboró en publicaciones locales como El porvenir vascongado o El Nervión. Tras la muerte de Antonio Trueba, se postuló para ocupar la plaza de archivero y cronista de la Diputación provincial de Vizcaya que este había ocupado hasta entonces. Fue nombrado como su sucesor en junio de 1889. No pudo aprovecharse, sin embargo, de las ventajas del puesto, pues falleció el 23 de marzo de 1890, a la edad de 29 años. Sus restos fueron depositados en el cementerio de Mallona.
Cerramos su ficha en este directorio con estas palabras, rescatadas de la necrológica publicada por La Ilustración:
Cuantos en Madrid viven la azarosa vida del periodismo, no se olvidarán nunca de aquella figura larga, desgarbada, enteca, dulce, del compañero querido de glorias y fatigas, del amigo leal siempre dispuesto a servir a quien le necesitase, del desdichado Joaquín Mazas.