El cementerio de la Patriarcal estuvo ubicado entre lo que hoy son las calles de Joaquín María López, Vallehermoso, Donoso Cortés y Magallanes de la ciudad de Madrid. Fue construido en 1849 por la Congregación del Santísimo Cristo de la Obediencia y Hermandad de Palacio. Se clausuró en 1884, pero no se demolió, siendo conocido por los niños que en él jugaban como el «Campo de las Calaveras».
En el catálogo de Ganso y Pulpo, esta instancia aparece mencionada o citada, directa o indirectamente, en el siguiente texto: