Antínoo (c. 111-130 d.C.) fue un joven griego de Bitinia, conocido por ser el amante del emperador romano Adriano. Acompañó a Adriano en sus viajes por el Imperio Romano y su trágica muerte provocó una profunda pena en el emperador. Adriano lo deificó y fundó la ciudad de Antínoópolis en su honor, además de erigir estatuas y templos por todo el imperio. Antínoo se convirtió así en un símbolo de belleza ideal y su culto persistió durante siglos.
En el catálogo de Ganso y Pulpo, esta instancia aparece mencionada o citada, directa o indirectamente, en los siguientes 2 textos: