Ganso y Pulpo

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Catálogo

  • Imagen de cubierta Función de Morondanga

    Cuento que satiriza el carácter pueblerino a través de la descripción de sus festejos.

    Un año más llegan las fiestas de septiembre, en honor a la Virgen, al pueblo de Morondanga y los morondangos, en mangas de camisa, están muy impacientes por lucirse de algún modo: ya sea vistiendo a la virgen, atendiendo a los invitados que llegan desde Toledo o Madrid, con la lectura del sermón, con los cantos de la procesión o ante los bravíos toros traídos para divertimento de señoritos y labriegos. En esta crónica literaria de tamaño día de festejo se descubre el modo en que cada cual procura darse tono ante los demás, suscitando intrigas, murmurando y formando bandos, cumpliendo con el protocolo y desfasando a ratos, bien hartos de aguardiente antes de enfrentar a un toro que no saben matar… Todos unidos como hermanos, en definitiva, si nos atenemos a su ignorancia supina.

  • Imagen de cubierta La corrida

    Cuento donde un niño de una familia pobre y analfabeta acude por primera vez a la barbarie de una corrida de toros.

    En uno de los barrios bajos de Madrid viven Eulogio y Norberta junto con sus dos hijos: Felipín, que cuenta ocho años pero aún no va a la escuela, y un niño de pecho. Asfixiados y envilecidos por la pobreza, con pocas pertenencias para empeñar, reciben una limosna del Refugio. Lejos de emplearla para aliviar sus deudas y llenar sus estómagos, no dudan en gastar lo recibido en ir a una corrida de toros. Esta es la primera a la que asiste Felipín, cuya inocencia se ve corrompida por la vileza y la sangre del espectáculo. Al día siguiente, la familia ve una pendencia de honor entre dos vecinos en plena calle y el niño, tras su experiencia, entiende que debe festejar la barbarie, mientras su pequeño hermano, anémico, sigue debilitándose.

  • Imagen de cubierta Los pantalones

    Sátira de la moda y costumbres de la juventud aristocrática.

    En la ciudad natal del vizconde de la Sorpresa se cree que este ha muerto de la vida de Madrid. ¡Tan guapo, tan joven, tan elegante! ¿Qué había de suceder sino que lo desgraciaran con tanto obsequio? No podían pensar otra cosa sus paisanos, que tanto lo querían y admiraban, siendo el vizconde, en cuestión de moda, el modelo a seguir. Además, este, tomando su papel por lo serio, había incluso estudiado profundamente los trajes de todos los países desde la antigüedad más remota. Ahora bien, nada más lejos de la realidad. El vizconde, deseoso de conseguir un acta de diputado y ver en acción a Lagartijo en el coso taurino, emprendió su viaje a Madrid. Un día, paseando por Recoletos, vio a un joven de la elegancia aristocrática que paseaba con los pantalones remangados. Su inquietud aumenta cuando, ya en la tribuna taurina, observa que todos los jóvenes elegantes llevan los pantalones del mismo modo. Incapaz de comprenderlo, el elegante vizconde acabará sus días delirando en la habitación de su hotel.

  • Imagen de cubierta ¡Hasta la vista!

    Cuento que narra la desventurada de vida de un hombre, marcada siempre por la misma frase: Hasta la vista.

    Tras un exordio filosófico-religioso acerca del ateísmo positivista de los dogmáticos-explicativos y los discursos filósofos-creyentes que se le contraponen, se comienza la narración de la vida de Andrés. Huérfano de madre desde el nacimiento quedó excluido de cualquier vínculo familiar cuando su padre decidió contraer segundas nupcias. De este modo, creció solo y a la ventura hasta que a causa de sus calaveradas y palizas fue enviado a Madrid por su padre, quien lo despidió con un ¡hasta la vista! que habría de zumbarle en los oídos siempre como burla desalmada del autor de sus días. Las desventuras de Andrés no son para contadas y, cada vez que algo en su vida se tuerce, siempre hay alguien despidiéndolo con el consabido ¡hasta la vista! Un usurero al que salvó la vida, la novia que le abandona cuando es llamado al ejército, el capitán al que salvó la vida en aras de su pierna, su mujer adúltera… Todos se despiden de él y su mala fortuna del mismo modo. Muchos años después, en Valdemoro, es él quien se dedica a despedir a los demás.

  • Imagen de cubierta El aficionado

    Cuento de adulterio protagonizado por un usurero amante de los toros.

    Don Braulio Quiroga es un usurero casado con Petra, una hermosa malagueña de veintitrés años a la que contagia su pasión por el mundo del toro. Mucha más pasión incluso una vez que entra en sus vidas el matador Juan el Serrano. El ingenuo marido, burlado en las inmediaciones del burladero, tiene un lugar privilegiado para lucir la esplendorosa cornamenta que le han regalado.

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