Vida personal
Ricardo Hernández Bermúdez nació en León en 1864, hijo de Rosa Bermúdez de Solís. Cursó sus estudios en el Instituto de dicha ciudad, pasando posteriormente a la Universidad de Madrid. En la capital trabó gran amistad con Práxedes Mateo Sagasta, pero a diferencia de él prefirió el periodismo, simultaneando el reporterismo político con la crónica de curiosidades científicas. Su concepción de la política se sustentó en el sentido crítico, prentendiendo recoger la impresión política de cada día para ir formando, poco a poco, su archivo sobre los sucesos de la España contemporánea.
Se casó con María del Carmen Martínez del Pozo en junio de 1886, siendo ya redactor de El Imparcial y tuvo su residencia en el segundo piso de la calle Conchas de Madrid. Con ella tuvo dos hijos (Carlos y Ricardo) y una hija (Carmen).
En 1888 fue uno de los periodistas que tuvieron que testificar para decir dónde adquirieron noticias relativas al famoso crimen de la calle Fuencarral, causa durante la cual tuvo además una reyerta con el alguacil del Juzgado.
Entre su vida social activa destaca, además de su colaboración con suscripciones populares y la asistencia a numerosos banquetes y entierros de grandes celebridades de la vida política y cultural de la capital, su adhesión para la creación de un Montepío para periodistas desde 1891 y del que sería nombrado vocal en 1904. También ostentó el cargo de Vicepresidente de la primera sección de la Sociedad de periodistas de Madrid desde febrero de 1904. Además, en 1910 fue condecorado con la encomienda de la nueva orden jerifiana, junto a otros periodistas, por Sidi Mohamed El-Mokri, embajador extraordinario del sultán.
En los años 20 ya se había convertido en uno de los periodistas en ejercicio más antiguos, siendo conocido por su carácter fraternal y su cultura depurada, se dice que era a quien se acudía a consultar en la redacción. Apasionado defensor de sus ideas, se le consideraba un hombre bueno y de espíritu joven. En sus útlimos años estuvo enfermo de gravedad y fue operado. Trabajador infatigable, apenas recuperado, volvió a la redacción de El Sol, considerando que el mayor dolor que sentía era la inactividad.
Finalmente, falleció en Madrid, de una rápida bronconeumonía, la mañana del 17 de noviembre de 1926. Fue enterrado al día siguiente en el cementerio de la Almudena, a donde fue llevado desde la casa mortuoria entre gran concurrencia de periodistas y autores dramáticos. El cortejo fue presidido por sus hijos, Nicolás María Urgoiti (fundador de El Sol y La Voz) y Félix Lorenzo (director de El Sol).
Periodismo
El comienzo de su carrera se desarrolló principalmente en la redacción de El Globo. Posteriormente, trabajó como redactor de El Nacional y El Imparcial. Es en este periódico donde se consolidó su carrera periodística, formando parte de su redacción durante 36 años, hasta el momento en que se produjo el cisma del periódico y el señor Gasset lo despidió junto a gran número de sus compañeros. Entre sus trabajos se cuentan numerosas crónicas científicas, firmadas con el seudónimo Her. Ber., así como noticias y crónicas de corresponsal desde distintos puntos de España. Su estilo depurado y su vasta cultura también llevaron al pie la firma de Arisco.
Además de su trabajo fijo de redactor, colaboraba como corresponsal de varios diarios de provincias.
Su carrera periodística se completa con colaboraciones en diversos periódicos, como El Cantábrico o La correspondencia militar, donde se encargó de la crítica teatral. Finalmente pasó a la redacción de El Sol y fue colaborador asiduo de La Voz.
Teatro
Hernández Bermúdez también dedicó su pluma al género dramático, donde su copiosa producción consiguió cosechar algún que otro éxito. Su producción original da comienzo en el año 1885 con el juguete cómico El reloj, una obra que decidió retirar de las tablas del teatro Eslava tras su primera representación debido a la diversidad de opiniones del público. Un año más tarde y en el mismo teatro estrenó El hijo de la portera, con músca de Rubio.
Sin embargo, es en el siglo XX cuando se produce su verdadera eclosión teatral. En diciembre de 1902 estrenó en el teatro de Principal de Barcelona el sainete ¡Vulgaridades!, y tras este trabajo vuelve a sumirse en el silencio. En junio de 1906 es cuando presenta en el Cómico el entremés lírico Tupinamba, escrito en colaboración con Carlos Afán de Rivera y que contaba con música de Foglietti y Lleó. Esta obra fue tremendamente aplaudida y puede considerarse el primer éxito de público para el autor.
El año de 1909 estuvo cargado de estrenos para el autor. En enero, en el Coliseo Imperial, se representó por vez primera la comedia en un acto Lo que no vuelve. Esta obra, que fue escrita en Londres, también fue recibida con éxito, tanto en España como en Puerto Rico, e incluso contaría con reposiciones en el año 1921. El 8 de junio estrenó en el mismo teatro el juguete cómico Valdemoro y, en el mes de julio, esta vez en el teatro Latina, un nuevo sainete titulado La juerga de Dobladillo, escrito en colaboración con Afán de Ribera y con música de Noir y Alcaraz.
El aprecio por sus obras dramáticas continuó aumentando por parte de la crítica con la comedia en dos actos Pagar los vidrios, estrenada en el Coliseo Imperial en marzo de 1911. Pero su verdadera consagración se produjo el sábado 21 de septiembre de 1912 con el estreno, en el habitual coliseo, de El machacante, un melodrama en dos actos escrito junto a Julián Moyrón y con intermedios musicales de Quislant y de Badía. Esta obra superó el centenar de representaciones, cruzando el océano en varias ocasiones y con reposiciones hasta bien entrado el año 1923.
A todos estos títulos deben sumarse algunas adapataciones de obras extranjeras, todas realizadas en colaboración y con fecha posterior a toda su producción teatral original. La primera de ellas es Penélope, comedia de W. S. Manghan, traducida junto a Sinibaldo Gutiérrez y estrenada en el Lara en 1917. A ella siguió Rirrí, de J. Hartley Manners, traducida y adaptada junto a Luis Olive en 1921. Un año más tarde se presentaba Juego de damas, traducción de The woman in the case, de Clyde Fitch. En 1923 se estrenó en el teatro Rey Alfonso la comedia en tres actos Los héroes, adaptada junto a Luis Hugelman a partir de una obra de M. A. Bisson. En el Lara se estrenó en 1925 Lo que cuesta ser feliz, comedia en tres actos de J. Hartley Manners, también acometida junto a Olive.
Su último trabajo teatral fue La Mari-Blanca, una zarzuela de costumbres maragatas, en dos actos y con música de Moreno Torroba, que escribía con González de Toro en 1926, cayendo gravemente enfermo pocos días antes de su estreno.
Entre las necrológicas publicadas en la prensa se referencian otras tres obras que, sin embargo, no hemos sabido localizar hasta el momento. Queden aquí sus nombres: El triunfo de la moral, Con el alma en un hilo y La señorita que todo lo tiene.
Narrativa breve
En el campo narrativo no abordó obras de gran extensión, prefiriendo siempre la forma del cuento o la novela breve.
En formato libro publicó en julio de 1889 Sugestiones, que contiene 30 artículos, cuentos, novelas cortas e idilios cultos, que sirven al autor para presentarse como hábil pintor de costumbres. La crítica destacó de sus textos, sobre todo, la descripción brillante, precisa y rápida, así como su humorismo.
Una vez más las necrológicas señalan la existencia del título El defensor del pueblo, del que no tenemos más noticias que su supuesta existencia.
La producción cuentística de Hernández Bermúdez se encuentra diseminada por diversas cabeceras de la prensa periódica. Sus primeros cuentos se encuentran en La Ilustración ibérica, donde publicó poco más de una veintena entre 1883 y 1891.
De forma esporádica puede encontrarse algún cuento con su firma en cabeceras como Almanaque de Conferencias culinarias, La Ilustración española y americana, Madrid cómico, Iris, Mundo gráfico o La Esfera.
A ellos pueden sumarse diversos artículos de corte costumbrista en diversas cabeceras, sumando a algunas de las ya mencionadas otras como La Época, La revista cómica y taurina, La Correspondencia de España, El Mundo Elegante, Nuevo mundo, El País y Flores cordiales.