Ganso y Pulpo

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Catálogo

  • Imagen de cubierta Elías Recio

    Cuento que narra la vida de Elías López Recio, niño mimado con ímpetus románticos que acaba sus días como poeta y usurero.

    Aquí se narra la historia de Elías López Recio, un hombre que se hace llamar por el segundo apellido, convencido de ser merecedor de las más altas glorias literarias y seguro de su genialidad en base al parecido físico que encuentra entre sus facciones y las de grandes figuras literarias como Miguel de Cervantes. Hijo único de una bien acomodada familia de Castilla la Vieja, nunca ha tenido necesidad de trabajar para procurarse el cotidiano alimento. Su carrera literaria, imbuida en lo más casposo de los ímpetus románticos, se inició a los veinticinco años con la redacción y lectura de una oda a su mamá en el día de su santo. Poco después, el día que sus padres buscaron resolver su futuro con un matrimonio de conveniencia, él se enamoró del papel de víctima y dijo querer casarse con una zapatera. Cuando su escandaloso intento de suicidio hizo ceder a sus padres, él se casó con quien ellos querían… Desde entonces, se desdobla en dos figuras: Elías Recio, poeta plagiario; y Elías López, usurero sin contemplaciones.

  • Imagen de cubierta Ocho días en el campo

    Cuento donde la experiencia del veraneo no resulta como se esperaba.

    Julieta se siente enfermar, nota que debe salir de Madrid ese verano sin falta o su salud acabará por desaparecer. Ya puede oponerse Leoncio, su marido, pero el médico ha sido completamente claro al respecto: necesita ir a unos baños o, cuando menos, a tomar el aire puro y fresco del campo. Finalmente, consigue que su marido acepte su salida de Madrid, gestionando todo para conseguir una casa de verano en el pueblo de Valdemoro. Una vez allí, los contratiempos propios de la naturaleza ponen de mal humor a Julieta, confiada sin embargo en encontrar un buen desayuno y poder descansar de tales peripecias. Sin embargo, pronto se dan cuenta de que todos los alimentos buenos parten al punto de la mañana hacia Madrid y que, lo poco que queda, aun siendo rancio, se cobra a precio de oro. Tras ocho días en el campo, Julieta repasa con su marido las cuentas de su ansiada experiencia.

  • Imagen de cubierta La deuda flotante

    Sátira social donde el endeudamiento no hace distingos entre clases sociales.

    El Duque de Montes de Oro recibe de nuevo el lunes, y eso que lleva tres bailes seguidos dignos de un rey. Sin embargo, dicen que tras todo su boato no hay nada más que humo, que sus propiedades están hipotecadas y se las van llevando poco a poco los ingleses. Martínez Pedrosa comienza así, desde una conversación murumuradora en el parque del Retiro, un recorrido que comienza en el Duque y concluye en los fiadores de un tendero de un barrio bajo de la capital. El nexo en común de unos y otros es el endeudamiento. El uno fía al otro para dejar a deber a un tercero, y así sucesivamente en un ad infinitum que bien podría considerarse ridículo a pesar de lo verosímil. En un mundo en el que nadie suelta una peseta sin que le vaya a producir al menos tres, van desfilando por el relato, entre otros, una mujer de mundo, una modista, un capitán, una lavandera, un tendero, unos cosecheros… Y la deuda flota como una nube negra.

  • Imagen de cubierta La segunda hipoteca

    Cuento donde un usurero sueña con tener una segunda hipoteca en el cielo cristiano.

    Don Orosio Redondo, usurero de oficio, aun no siendo aficionado a soñar, pues ninguna ganancia soñada se materializa en forma de plata o de oro en sus arcas, tiene un vívido sueño que comienza con la huida de uno de sus deudores, al que debe ir a buscar a la iglesia. En el templo, don Orosio se verá perturbado por unas palabras del sermón del sacerdote desde el púlpito: la promesa de que Dios da ciento por uno. Con esta premisa, piensa al instante, ¡quién pudiera prestarle a Dios! Resuelto, sale dispuesto a dar dinero a las viejas que piden limosna en la puerta de la iglesia, pero entonces le asalta la duda del plazo. Porque ¿cuánto tiempo tardaría Dios en cumplirle la promesa del predicador? Una vez que el cura le ha asegurado que para Dios la eternidad es un instante, decide que lo más prudente es que le garanticen ese ciento por uno con una buena hipoteca en el cielo. Tras firmar la escritura, el sueño de don Orosio comienza a convertirse en pesadilla.

  • Imagen de cubierta La corrida

    Cuento donde un niño de una familia pobre y analfabeta acude por primera vez a la barbarie de una corrida de toros.

    En uno de los barrios bajos de Madrid viven Eulogio y Norberta junto con sus dos hijos: Felipín, que cuenta ocho años pero aún no va a la escuela, y un niño de pecho. Asfixiados y envilecidos por la pobreza, con pocas pertenencias para empeñar, reciben una limosna del Refugio. Lejos de emplearla para aliviar sus deudas y llenar sus estómagos, no dudan en gastar lo recibido en ir a una corrida de toros. Esta es la primera a la que asiste Felipín, cuya inocencia se ve corrompida por la vileza y la sangre del espectáculo. Al día siguiente, la familia ve una pendencia de honor entre dos vecinos en plena calle y el niño, tras su experiencia, entiende que debe festejar la barbarie, mientras su pequeño hermano, anémico, sigue debilitándose.

  • Imagen de cubierta Un héroe

    Cuento donde un actor curtido sobre las tablas asume la responsabilidad del fracaso de un estreno.

    Un empresario teatral se encuentra en su despacho en plena crisis, pues todos los elementos parecen haberse vuelto contra él. El último de ellos ha sido la dimisión de su primer actor, que ha decidido dejar la compañía porque no le instalaban un baño eléctrico en su camerino. Apenas diez minutos después recibe una extraña visita. Se trata de un pobre hombre que se dedica a portear muebles a los teatros y que aprovecha la recepción para mostrar al empresario las cinco graves cicatrices que existen en su cuerpo. Para sorpresa del administrador, no se trata de un veterano de guerra, sino de un viejo actor con un accidentado currículo. Así pues, ante el inminente estreno de una obra de complicado éxito, el empresario decide contratarlo como actor principal de la compañía. Sobre las tablas se mostrará como un auténtico héroe.

  • Imagen de cubierta El gran país

    Sátira que pone de manifiesto la ignorancia, egoísmo y necedad de las masas populares.

    La gran ciudad de la Pipiripáila se encuentra en el hermoso país de la Pipirijáina, que tiene la singularidad de contar entre sus leyes la de que cada pueblo ha de tener una especie de reyezuelo, elegido por sus convecinos. Este reyezuelo, que puede ser nombrado y destituido cada día, contrae, al ocupar el más alto puesto del Estado, el ineludible compromiso de dejar a su sucesor una Memoria detallada de lo que haya aprendido en el poder. En esta ocasión el pueblo elige monarca al anciano Doctor X***, que accede a su nuevo cargo el mismo día que se propone enseñar a sus nietos el origen de la seda con la ayuda de algunas orugas. El Doctor, movido por los ideales de prudencia y justicia, se encuentra sin embargo con la ignorancia y brutalidad de unos y la necedad y egoísmo de otros. Así pues, pasa de una idolatría que nació y duró mientras nada había hecho por su patria a un aborrecimiento de sus compatriotas, engendrado por la publicación de leyes justas, equitativas y humanitarias. Llega entonces el momento de escribir su Memoria.

  • Imagen de cubierta Las aguas

    Cuento que satiriza los establecimientos balnearios de la época y las costumbres de la sociedad burguesa acomodada.

    Julia es joven, bella y elegante. Tiene por amiga y confidente a su prima Zoa y por marido a un viejo negociante y propietario, apellidado Romeo, que no tiene otro objetivo en el mundo que satisfacer todos los caprichos de su mujercita. Un día, azuzada por su prima Zoa, que amanece, anochece y trasnocha en su casa, Julia plantea a su marido la necesidad de ir a tomar las aguas del balneario de Mejoranza, uno de los lugares donde se dan cita en verano las familias más reconocidas de la buena sociedad. Tocado en su fibra, el marido accede a asumir el gasto y dejarlas marchar. Sin embargo, un lío amoroso latente hace enfermar verdaderamente a la muchacha. Desde entonces, cada año busca el fin de sus problemas en otros balnearios, sin encontrar en sus aguas la vitalidad perdida. Finalmente, su marido la lleva a Trillo, un poblacho de vetustas aguas donde se da cita una sociedad más campechana y humilde, polo opuesto de Mejoranza…

  • Imagen de cubierta Neurosia

    Cuento que presenta una diatriba feminista y andrófoba.

    Juan Pérez no sabía a lo que se exponía cuando pidió en matrimonio a la protagonista del presente relato, uno de los últimos que Martínez Pedrosa publicara, estando cercana ya su muerte. La cuestión es que, para la protagonista, la mujer lo es todo, y el hombre (puro y simple macho) nada más que un cero a la izquierda. Así se lo hace saber en una carta cargada de argumentos, empañados quizás por su radicalidad odiosa. Afincada en el terreno de la metafísica, haciendo comulgar el ideal con lo real, amparada en el criticismo filosófico, conocedora práctica de todas las ciencias, no puede comprender al hombre más allá de las tareas domésticas. Miembro de diversas asociaciones feministas, considera que el mejor remedio contra el divorcio es suprimir la institución del matrimonio. En definitiva, incapaz de ver al hombre como algo más que un pedazo de materia, asume que es mejor no continuar su diatriba, los nervios se lo impiden.

  • Imagen de cubierta Los pantalones

    Sátira de la moda y costumbres de la juventud aristocrática.

    En la ciudad natal del vizconde de la Sorpresa se cree que este ha muerto de la vida de Madrid. ¡Tan guapo, tan joven, tan elegante! ¿Qué había de suceder sino que lo desgraciaran con tanto obsequio? No podían pensar otra cosa sus paisanos, que tanto lo querían y admiraban, siendo el vizconde, en cuestión de moda, el modelo a seguir. Además, este, tomando su papel por lo serio, había incluso estudiado profundamente los trajes de todos los países desde la antigüedad más remota. Ahora bien, nada más lejos de la realidad. El vizconde, deseoso de conseguir un acta de diputado y ver en acción a Lagartijo en el coso taurino, emprendió su viaje a Madrid. Un día, paseando por Recoletos, vio a un joven de la elegancia aristocrática que paseaba con los pantalones remangados. Su inquietud aumenta cuando, ya en la tribuna taurina, observa que todos los jóvenes elegantes llevan los pantalones del mismo modo. Incapaz de comprenderlo, el elegante vizconde acabará sus días delirando en la habitación de su hotel.

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