Ganso y Pulpo

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Catálogo

  • Imagen de cubierta Regalo de Reyes

    Cuento navideño donde dos niños pobres, con su padre en América, ansían mejores regalos.

    Dos pequeños hermanos, de cinco y seis años, llamados Quin y Nina, escrutan el exterior desde la ventana de su habitación. La ilusión ante la posible venida de los Reyes Magos se entremezcla con la tristeza de los miserables presentes que reciben cada año, pues sus castañas y nueces en nada quedan si se las compara con los regalos que reciben el resto de niños de la clase. En sus razonamientos para dilucidar el porqué de ese agravio comparativo, llegan a la conclusión de que los Reyes Magos les dejan a ellos peores regalos que al resto porque su padre no está con ellos nunca y no puede interceder ante ellos. Cuando se quedan dormidos, entra en escena su pobre madre, demacrada y cansada. Todos mantienen la esperanza de que un día vuelva el padre de familia a casa.

  • Imagen de cubierta La venida de Bartolo

    Cuento que narra cómo se convirtió en un pueblo leonés la tradición de los reyes magos en la de esperar a Bartolo.

    La tradición de esperar a los Reyes Magos la noche del 5 de enero es centenaria en numerosos puntos de España. Como nos cuenta Pedro Escamilla en el exordio de este cuento, la tradición consistía originalmente en dar la broma a algún alma cándida con la promesa de que los Reyes habían de llegar con oro a manos llenas para todos aquellos que fuesen a buscarlos. Así, el inocente de turno cargaba toda la noche con una pesada escalera a la que poderse subir regularmente para atisbarlos. El regocijo del grupo siempre se completaba con generosas dosis de vino. Pero resulta que en una aldea leonesa en lugar de esperar a los Reyes, se espera a un tal Bartolo. Es precisamente su historia de amor y fe la que en estas líneas se recoge.

  • Imagen de cubierta ¡Noche de Reyes!

    Cuento navideño donde el regalo más esperado es el amor correspondido.

    Nieva con abundancia en Lugareda. Por el camino helado se acerca el doctor Prieto, que llega por fin a su casa. En ella le recibe la jarana de panderos y rabeles tañidos al amor de la lumbre del hogar. La tía Sátrapa se encarga de ultimar los detalles de la cena, ayudada por Periquín, el hijo pequeño del médico. También se encuentra en la casa Bastian, el hijo mediano, y Engracia, la hermana mayor. Quizás movida por los recuerdos de su fallecida madre, es ella quien se muestra más proclive a la tristeza en el marco de tanta alegría. Con sus quince años, es de una belleza humilde, que bien reconoce en ella el bueno de Pablo, hijo de una prima del doctor. Mientras los más pequeños especulan sobre las dádivas que los Reyes Magos han de traerles, ella dejará su zapatito en la ventana a instancias del joven, que le asegura que algo han de dejarle en él esa noche también a ella, por muy mayor que se haya hecho ya.

  • Imagen de cubierta Los Reyes Magos

    Cuento donde el mejor regalo navideño es la salud de los más queridos.

    Es la víspera del día de Reyes, en la casa de Eduardo y Luisa la alegría de su familia no puede ser mayor. Su hija Margarita, de seis años, y su hijo Toñito, de cinco, se mueven alegres e inquietos por la casa. Esperan con especial emoción la llegada de su tío Luis a cenar, pues parece tener conocimiento directo con sus majestades y él es la persona más apropiada para saber cuándo llegarán y qué espléndidos regalos cabe esperar. En la mesa del comedor también se sienta don Pascual, empleado de Eduardo, y una señora amiga de Luisa. La conversación se centra en las esperanzas de cada uno de ellos y, cuando por fin llega el tío Luis a los postres, el bueno de don Pascual tiene la mala pata de contar la historia de un niño que murió de crupp en menos de cuatro horas desde el primer síntoma. Esa misma noche, Luisa se enfrenta a la repentina enfermedad mortal de su hijo.

  • Imagen de cubierta ¡Su retrato!

    Cuento donde el perturbador retrato de una mujer, encontrado por casualidad, representa las desgracias del narrador.

    La inocencia bien puede representarse en España con la fe ciega de los niños en la existencia de los Reyes Magos. Por ello mismo, bien puede considerarse la asunción de su falsedad como una muestra de la pérdida de dicha inocencia. En el caso del narrador de este cuento, ese momento se vio marcado por una extraña casualidad: la aparición de un ladino retrato dentro de la gramática de Hornero que le trajeron sus majestades de Oriente en su última visita infantil. Desde entonces, la casualidad quiso que cada vez que acontecía un suceso pernicioso al narrador de esta historia, el retrato siempre estaba ahí presente para celebrarlo. Con el paso de los años, este retrato acaba obteniendo una significación ajena a la lógica y teñida de cierto humor negro.

  • Imagen de cubierta Don Melchor y los Reyes Magos

    Cuento de Navidad donde la humildad reafirma la victoria sobre el materialismo.

    He aquí un cuento de extrema humildad —tanta que «no hay en toda la nomenclatura literaria un nombre que [a sus palabras] cuadre»— que relata la historia de Luisito, Perico y D. Melchor… que, con la mayor de las bondades, vienen a enseñar la vieja «lección» de que en lo más humilde se esconden en ocasiones las mayores riquezas.

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