El amado y amante padre que narra esta historia ensalza la inocente y felicísima moral {dulce, segura, optimista} de su hija, representada por el devenir de su familia de muñecos. Esta felicidad familiar se verá sin embargo amenazada y corrompida por las tragedias de la vida de que se nutre con avidez la prensa diaria…

Tío Bruno está acabado. Ya viejo, después de toda una vida sirviendo al amo en la mina, se encuentra solo en la miseria. El fuerte viento viene a buscarle y, por casualidad, acaba llevándole hasta la casa del amo. Este, sumido en riquezas ganadas con el sudor de otros, se encuentra también solo y abandonado. Su encuentro representa un caso de conciencia. Los hechos pesan en el gatillo.

En este cuento satírico, con su peculiar humorismo, Joaquín Belda plantea un suicidio frustrado que va a sacar a la luz algunos de los vicios de la sociedad, representados esencialmente en esta ocasión en la deplorable imagen que ofrecen los animales de la Casa de Fieras.

Inocencio Hermida, obsesionado con la idea de vengarse de su amigo Sebastián Multedo tras una humillante broma, decide llevar su plan al extremo. Tras ser víctima de una burla cruel que involucró el robo y empeño de su costoso abrigo, Inocencio busca castigar a Sebastián, quien ha llevado una vida solitaria y despreciada en su pequeño hotel. Hermida, convencido de que la venganza es el único remedio a su dolor, utiliza un engaño cruel para convertir la vida de Multedo en un tormento. Sin embargo, el destino de Sebastián toma un giro inesperado, y el barrio se ve sacudido por un malentendido trágico que revela la profundidad de la venganza de Hermida.