Ganso y Pulpo

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Catálogo

  • Imagen de cubierta El poso del café

    Cuento donde un hombre asegura haber visto su destino en el poso del café.

    Es extendida la creencia de que uno puede averiguar lo que le depara la Providencia mirando los posos del café a la luz de la luna. De hecho, Cristian tiene plena confianza y fe en que así es. Por eso, considerado por sus vecinos aldeanos como un loco inofensivo, consigue reunir algún dinero para café a cambio de realizar diversos trabajos para los labradores del pueblo. Así es como acontece que un día Cristian se encuentra completamente demudado, pues asegura conocer el final de sus días. Cuenta a su amigo cómo ha visto en el fondo de la taza el retrato de una hermosa muchacha en la hoja de un puñal bien afilado. Desde entonces, a pesar de los esfuerzos de su amigo por sacarle de su convicción, Cristian se sume en un hermetismo misógino al mismo tiempo que siente enamorarse de la muchacha dibujada en el poso del café. Ahora bien, ¿ha visto realmente su final trágico en el poso de un café?

  • Imagen de cubierta El reloj

    Cuento fantástico donde un cuadro pintado en trance resuelve un crimen.

    El judío Abraham desapareció de la ciudad de Baden en una tarde del mes de diciembre de un año incierto. Este, habiendo hecho fortuna gracias a sus altos intereses de usurero, abandonó de buenas a primeras la ciudad, con previsión de volver al día siguiente, dejando en casa a su nieta Berta y su criado Angus. Ambos quedan sumamente sorprendidos cuando, en la madrugada, todo el pueblo se encuentra llamando a su puerta. Ha aparecido el caballo de Abraham, con manchas de sangre y sin heridas, y no hay ningún rastro del jinete. Así se inicia un proceso judicial, comandado por el burgomaestre, que difícilmente consigue esclarecer el asunto. Será tiempo después, cuando a partir de un reloj heredado, quede reflejado en un lienzo la verdad del caso.

  • Imagen de cubierta El gaitero de la aldea

    Cuento sobrenatural donde un ángel de retablo cobra vida para celebrar la boda de un gaitero.

    Maturino es un excelente gaitero. A pesar de su extremada juventud, pues cuenta tan solo con dieciocho años, no hay ningún otro gaitero en la aldea o sus alrededores que toque como él. Bondadoso y devoto de la Virgen, brinda su música en todas las bodas, celebraciones y festejos de la aldea. Entre tanto, se enamora perdidamente de una muchacha pálida y endeble, y si bien la enfermedad no parece remitir, sí le permite seguir viviendo calmadamente. Dado este caso, no existe inconveniente para que Maturino y su amada Andrea se casen. Bueno, en realidad sí existe uno, que consiste en que ningún otro músico quiere tocar en su boda por no poner de manifiesto su penoso arte si se compara con el del novio. Solo un milagro de la Virgen podrá poner música para que los convidados de Maturino y Andrea puedan bailar el día de su casamiento.

  • Imagen de cubierta Un alcalde de montera

    Cuento que narra las apariciones fantasmagóricas que acontecen en una posada de la costa cantábrica.

    El narrador de esta historia llega a un pueblo de la zona cantábrica por prescripción médica, pues debe prevenir los males que Madrid está ocasionando a su salud. Si bien llega con una recomendación para el alcalde, no conoce a este hasta el día siguiente, cuando ya se ha establecido en una vieja posada de la aldea. El alcalde, en su presentación, lamenta que haya elegido dicho lugar, asegurándole que por la noche es visitado por duendes. El narrador no puede evitar reírse ante semejante declaración. Sin embargo, ya en la primera noche ve un bulto blanco corriendo a las dos de la madrugada por el jardín de la casa. Revólver en mano intenta darle caza varias noches seguidas, aunque sin éxito. En la tercera ocasión casi lo consigue, quedando en sus manos una sábana y una montera. Al día siguiente han de llegar las explicaciones.

  • Imagen de cubierta El rosal del diablo

    Cuento donde la intercesión del diablo trae consigo la felicidad del beneficiado por su trato.

    Siguiendo la tradición de las leyendas alemanas, donde es muy habitual la presencia del diablo, normalmente calumniado por la malignidad humana. Partiendo de este precepto, Pedro Escamilla se propone desmontar la teoría de que el diablo tenga una participación tan directa en ciertos actos de nuestra vida. Este pensamiento lo comparte con el protagonista de la historia, un inglés llamado Dick, enamorado de Federica, a la cual no podía ofrecerle más dote que una buena voluntad y las veinticuatro horas del día. Si bien a ella esto no le importa, a su padre lo hace en alto grado y es por ello que un día expulsa con amenazas al muchacho de las inmediaciones de su posada. Huido, mientas caminaba la víspera de San Juan por la Selva Negra, apareció en su mano un rosal de flores negras. Esta intercesión diabólica cambiará el rumbo de su destino hacia la felicidad.

  • Imagen de cubierta El tiesto de claveles

    Cuento donde un tiesto de claveles da origen a una sucesión de catástrofes domésticas.

    Este relato parte de la premisa de que, si bien nos cuesta trabajo creer que la desdicha puede personificarse en un objeto risueño y simpático, sí lo puede hacer y ha hecho en un tiesto de claveles. Desde el mismo momento en que el narrador decide comprarlo para halagar a su tía en el día de su santo, las desgracias comienzan a tener lugar; si bien ninguna llega a resultar del todo fatal. En esta dinámica se llega al día del Corpus, día de gran celebración y ajetreo en casa de su tía, donde el tiesto de claveles se mantiene en su sitio a pesar del balcón abarrotado de gente. La disputa de dos niños por arrancar un clavel y lanzarlo a la calle sobre la procesión hace que este caiga, dando origen a una sucesión de pequeñas catástrofes que revolucionan la casa por completo.

  • Imagen de cubierta La cabeza de San Pablo

    Cuento legendario donde un cuadro inacabado se concluye de un modo sobrenatural.

    Corre un año incierto del siglo XVII cuando un pintor que se dirige a Palencia decide hacer noche en una posada de Sahagún. Prontamente es llamado por el marqués de San Lorenzo para hacerle un encargo, consistente en la elaboración de un cuadro de San Pablo. Para ello cuenta con el plazo de una semana, pues la obra debería estar lista para el día de su festividad, el 29 de junio. El pintor acepta el trato y todo va bien hasta que se da cuenta, a falta de dos días para la entrega, de que ha dejado para el final el dibujo de la cabeza. Esta toma de conciencia se traduce rápidamente en un bloqueo artístico. En busca de inspiración y relajación decide ir a tomar el aire y, apoyado en una roca, se queda dormido. Al despertar, va raudo al granero para concluir la obra. Sin embargo, comprueba despavorido que alguien o algo ya lo ha hecho por él.

  • Imagen de cubierta Ardides de un usurero

    Cuento donde un usurero pretende la mano de una joven tras enterarse por la prensa de la herencia inesperada que debe recibir.

    Doña Circuncisión Mendaña regenta una casa de huéspedes venida a menos en la calle de Santa Isabel. Hace ya tiempo que nadie se queda bajo su pupilaje, pues su fama es terrible y para nada envidiable. Vive con su hija Andrea, una muchacha de 20 años, dulce y simpática según la opinión de Federico, un joven que estuvo alojado en la casa, que dejó a deber ocho mesadas y que lleva ya cursando la carrera de leyes unos catorce o dieciséis años. Obviamente, la patrona no concede la mano de su hija a un hombre que, además de no tener una peseta, necesita tanto tiempo para terminar su carrera. Así es que se le adelanta don Timoteo Lobo, un usurero conocido tanto por el joven como por la patrona. Este actúa movido por la noticia de una herencia inesperada que va a recibir la señora tras la muerte de su hermano en Brasil. El usurero intentará por todos los medios que ella no se entere hasta después de la boda, pero en Madrid las noticias vuelan de boca en boca.

  • Imagen de cubierta El hombre-catástrofe

    Cuento donde un viajero de tren da cuenta de cómo la fatalidad siempre viaja con él.

    En un vagón de segunda clase del tren-correo del Norte se encuentra el narrador de esta historia con otras siete personas. El primero de ellos es un inglés de continente glacial e inmovilidad absoluta. Cerca de él viaja un matrimonio acomodado de Valladolid que había ido a Madrid con motivo de la fiesta de San Isidro. Frente a ellos se rebulle un empleado de seis mil reales, recién salido de una cesantía. La sexta persona es una mujer de unos treinta años que no cesa de llorar desde su entrada en el coche debido a la pena que siente al separarse de su marido. La séptima persona es un señor, bajo y rechoncho, muy hablador, cuya vida parece no tener más objeto que fumar y comer. Es precisamente él quien después se conocerá como el hombre-catástrofe, pues como él mismo cuenta repasando sus heridas ferroviarias, siempre ha viajado mucho y siempre con la mayor desgracia. Desde ese instante, lo esencial para el grupo era separarse de este hombre que lleva en sí todas las catástrofes posibles.

  • Imagen de cubierta El Oficio de Difuntos

    Cuento fantástico donde los personajes de un cuadro toman vida para entonar a coro el Oficio de Difuntos.

    Lord Belkis era un modelo de sensatez. Pero si bien en vida nunca dio muestras de excentricidad, escrito estaba que después de muerto echase por tierra todo aquel edificio de circunspección levantado en cincuenta años, haciendo constar en su testamento como última voluntad que el encargado de componer el Oficio de Difuntos que habría de cantarse a toda orquesta en sus funerales, fuera el gaitero holandés del cuadro de David Teniers que conservaba en su despacho. Todos los presentes se ríen de semejante disparate, a excepción de John, su fiel mayordomo, que como ardiente católico no puede dejar de sentir turbadas sus vigilias. Así, tras varios sueños donde se le aparece su antiguo amo reclamando el Oficio de Difuntos para salvar su alma, opta por pedir una misa en su recuerdo con el dichoso cuadro sobre el altar. Esa misma noche, que no es otra que la de San Juan, unas voces flamencas le hacen acudir al despacho de lord Belkis.

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