Ganso y Pulpo

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Catálogo

  • Imagen de cubierta Las horas tristes

    En este texto, el narrador describe el desasosiego de las largas y melancólicas horas que se sienten interminables, como en días lluviosos de invierno. En un momento de profunda introspección, recibe la visita de un amigo que confiesa su tormento interno: durante tres años ha vivido con el peso de tres horas tristes, marcadas por un crimen que le atormenta. La confesión revela que el amigo, a través de un deseo malicioso, ha causado la muerte de su antiguo compañero, Chatel. La narración se sumerge en la intensidad emocional y moral del arrepentimiento, mientras ambos hombres enfrentan la realidad de su sufrimiento.

  • Imagen de cubierta La calavera denunciadora

    Cuento donde un contrabandista, por azar, acaba pagando por su crimen años después de cometerlo.

    La zona de Tarifa y la Línea ha sido siempre conocida como comarca de contrabandistas, guarecidos en sus fechorías al amparo de Gibraltar y de Marruecos. Este relato, presentado como verídico e inverosímil a un tiempo, se remonta a la época que siguió a la guerra contra las tropas invasoras de Napoleón. Por entonces, dos contrabandistas se acaloraron en el ajuste de las cuentas y, tras creciente trifulca, solventaron sus diferencias con el empleo de la navaja. Venció en la contienda un malagueño llamado Frasquito, que arrastró al muerto a la grieta profunda de un peñasco. Veinte años después, habiéndose enriquecido como negrero, se retira en la zona para vivir en una juerga continua, solo interrumpida por la historia de una calavera que anda y se arrastra por el barranco grande.

  • Imagen de cubierta ¡Fanatismos!

    Cuento contra las posturas radicales y sectarias que narra un crimen satánico en el Madrid de 1823.

    Con la historia que trae en este cuento Florencio Moreno Godino pretende arremeter contra el fanatismo, cualquiera que sea su especia, patriótica o religiosa fundamentalmente. En su introducción ya deja clara, además, la idea de que «las pasiones humanas siempre son y serán idénticas por más que tomen diversas formas para manifestarse». Dicho esto, nos sitúa en el Madrid de Fernando VII, en la noche del 24 de julio de 1823, en víspera de la fiesta del apóstol Santiago, patrón de España. Tras presentar el ambiente festivo de las calles cercanas al palacio real, nos situamos en el convento de religiosas del Sacramento, donde esa noche se produce el rapto de su portera. Esta es llevada a un lugar donde está reunida una secta satánica. No volverá a haber noticias de ella hasta muchos años después.

  • Imagen de cubierta Recuerdos de un agente de policía

    Cuento donde un ex policía relata un caso de estafa en el que trabajó.

    Dos amigos se encuentran tras seis años sin apenas verse ni tener conversación decente. Uno de ellos, llamado Luis, antiguo calavera, invita a comer a su viejo conocido y, en la sobremesa, le confiesa que en estos años así transcurridos se vio precisado a trabajar como inspector de policía, oficio que por fin ha podido abandonar tras recibir la generosa herencia de un familiar. De entre las muchas anécdotas y recuerdos que conserva de este trabajo que considera penoso, relata el caso de una estafa sufrida por un viejo labrador castellano que llegó a Madrid con buena cantidad de dinero con el único objetivo de comprar una buena casa, en zona céntrica, para un hijo que estaba a punto de casarse y quería montar bufete de abogado en la capital.

  • Imagen de cubierta El alma del muerto

    Cuento donde un crimen cometido por amor acaba sumando al criminal en un profundo remordimiento.

    En el pueblo de Villabrín se hace de noche y, en un camino cercano, un joven se mantiene al acecho, oculto entre sombras. Al escuchar que se aproxima otro joven, sale de su escondrijo para enfrentarse con él. El que esperaba, llamado Juan, echa en cara al recién llegado, llamado Quin, que se haya echado por novia a Anita, la muchacha que todo el pueblo sabía era objeto de sus amores. Intenta entonces que Quin desista de su noviazgo, que considera puro fruto del amor propio y, al no conseguirlo, ambos se enzarzan en un duelo a muerte, que lejos de la elegancia romántica de las pistolas y los padrinos, se dirime en los términos de una vulgar lucha de navajas. Tiempo después, el día en que el vencedor se casa con Anita, los remordimientos acaban por hacerse insoportables.

  • Imagen de cubierta La campana de la muerte

    Cuento donde el toque de una campana anuncia la próxima muerte de un aldeano.

    Se casa Ana, la hija de Gaspar el molinero. Este no cabe en sí de contento, pues aunque su hija no contrae matrimonio con un emperador, sí que lo hace con el muchacho de la aldea que realmente ama. La cuestión económica, si bien pudo ser problemática en el pasado para el molinero, hoy en día ya no es una preocupación. El cambio de fortuna aconteció de un día para otro algunos años atrás, resultante, según palabras del susodicho, de la herencia que le dejó un pariente por los demás desconocido. La cuestión es que llega el día de la boda y todos andan locos de contento. Esta alegría dura hasta que suena la llamada campana de la muerte, a la que la superstición aldeana otorga el poder premonitorio de avisar de la próxima muerte de uno de los vecinos.

  • Imagen de cubierta El león de bronce

    Cuento moralista donde el remordimiento vence al crimen.

    Un hombre ha sido juzgado y llevado a prisión. Desde su celda, monologando para una persona imaginaria, cuya posición adoptará el lector del cuento, confiesa el modo en que una idea ruin se alojó en su cerebro de un modo radical y persistente: la idea de matar a un vecino avaro que guardaba como un tesoro los ahorros de su vida. Tras una intensa lucha consigo mismo, o más bien lucha entre dos de sus yoes, se decide aprovechar la fragilidad del viejo con nocturnidad y alevosía. Armado con su cuchillo, que luce en la empuñadura un león de bronce, entra en el dormitorio del avaro con la clara intención de matarlo y llevarse su dinero. Nada impide que lo haga. Pero sí hay algo que lo impide escapar.

  • Imagen de cubierta El tormento de la vida

    Cuento donde el remordimiento de un crimen es peor castigo que la muerte.

    Roque está agazapado en la noche estival, acecha la llegada de Nicasio, su rival por el amor de una joven que lo trae loco de amor y celos. Lo espera para matarlo con su azada. Sin más contemplaciones y sin ningún reparo. Una vez cometido el crimen tiene previsto cargar con el cadáver y enterrarlo en una huerta para siempre. Matar a un hombre es fácil, y de un solo golpe lo consigue. Sin embargo, esa muerte comienza pronto a pesarle, engendrando rápidamente el remordimiento. Entonces comienza la búsqueda de un sitio donde librarse del cuerpo, pero el resultado no es el esperado. Siempre percibe la cercanía de alguien que lo descubra. Finalmente, con la salida de los primeros rayos de sol, consigue deshacerse del cuerpo en el bosque. Pero está condenado a desenterrarlo y enterrarlo continuamente, en aras de su tranquilidad perdida.

  • Imagen de cubierta La llave

    Cuento que narra el crimen de un viejo avaro y cómo una llave delata al asesino.

    Todo comienza con el joven Patricio forjando una llave de hierro para la puerta de la casa de su tío, el señor Bruno. Es este un viejo avaro, de los que se figuran siempre con una olla llena de onzas que nunca se emplean. A él le asiste un joven endeble y tímido llamado Rufino, la única persona a la que el viejo le confía su llave. En este estado de cosas llega la noche del 16 de noviembre de 1887, cuando Rufino entra en la casa en un estado casi febril. La llave de frío hierro cuelga sobre su pecho cuando se acerca a la alcoba del viejo, al que ata en su cama. El ímpetu le lleva a matarlo con una faca y, presa del terror de sus actos, en lugar de huir decide que lo mejor es quemar la casa con el cadáver dentro. Sin saber cómo, la llave desaparecerá de su pecho.

  • Imagen de cubierta El romance del astrólogo

    Relato donde el orgullo motiva la confesión de un crimen.

    José Fernández Bremón abre este relato con unas eruditas notas acerca de los ajusticiamientos realizados en Madrid durante los siglos previos a la época que le es contemporánea, centrando su atención en un crimen acontecido en 1680. La víctima es un astrólogo, que antiguamente había sido clérigo. El asesino es un tal Tiburcio, rico tabernero de la calle de Toledo. Adentrándose en los posibles motivos del crimen, se teje una breve historia que parte de los consuelos a la viuda. Los excesos etílicos, la envidia del prójimo y las más altas cotas del orgullo darán poco a poco lugar a una peculiar confesión, que si bien llega tarde, deja de manifiesto una corrupción moral que parece ser inherente al género humano. Eso bien merece un romance.

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