Ganso y Pulpo

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Catálogo

  • Imagen de cubierta La biblioteca del cielo

    Cuento donde un hombre descubre después de muerto la verdad sobre los seres que más quería.

    Don Timoteo siente que llega el momento de morir tras largos años de enfermedad y meses de altas fiebres y grandes padecimientos. Llega al final de una vida marcada por la constante laboriosidad del trabajo, pero sin haber podido satisfacer ninguna de sus humildes ambiciones o cumplir alguno de sus sencillos deseos. Su única preocupación es dejar atrás a su mujer y a su hija. A la primera la tiene por modelo de las excelentes esposas, santa y mártir. La segunda es carne de su carne. Tampoco olvida en su lecho de muerte al primo Nicolás, confidente, padrino, compañero y amigo al que quiere como a un hermano. Sin embargo, muere solo mientras el resto lleva una vida familiar perfecta. Al llegar al cielo verá la luz de lo que realmente fue su vida.

  • Imagen de cubierta Crímenes ocultos

    Cuento donde se conspira para que un hombre pueda abusar de una joven virtuosa.

    Doña Clodovea llega a Madrid tres veces viuda, pero sin buena herencia ni pensión alguna. Por ello establece una casa de huéspedes para estudiantes, completando su nómina con los regalos que algunos hombres de edad provecta le ofrecen a cambio de dudosos favores. Su día a día se ve de pronto turbado por la inesperada llegada de una sobrina. Adela, que así se llama, llega a la capital sin más protección que su virtud y su talento como modista. Pronto consigue ganarse la vida dignamente y tiene que aguantar el constante acoso de un hombre de cincuenta y cinco años, llamado don Juan, que frecuentaba muy a menudo la casa de su tía. Esta, en connivencia con unas amigas de la joven, trama un plan para narcotizarla y ofrecerla dormida al abusador.

  • Imagen de cubierta Aguja, dedal, amor y compañía

    Cuento donde se analiza la vida diaria y futura del pelotón de modistas madrileñas.

    Este cuento comienza con el punto de vista de una joven modista desde el momento en que su madre la saca de la cama a las siete de la mañana para ir a trabajar. Tras esta presentación en primera persona, apenas mediada por el narrador, expuesta a base de pensamiento y diálogo, se apropia del relato una voz externa que analiza la realidad diaria de las que denomina «esclavas de la aguja». Muchachas jóvenes, de clase social baja o venida a menos, que se ven sometidas tanto a la avaricia y malos modos de la maestra del taller de costura como a la constante seducción y lisonjerías de galanes de medio pelo o viejos rijosos. De este modo, estas chicas se ven abocadas al vicio rápidamente, aspirando a los lujos de las que se pasean por la calle con criados y engañadas vilmente por los hombres, dado que la mayoría carecen de formación intelectual suficiente.

  • Imagen de cubierta El último adiós

    Cuento de corte anticlerical que cuestiona el valor de que una joven ingrese en un convento.

    El narrador de esta historia se encuentra en el andén de una estación de tren. Hasta ahí lo ha llevado una corta misiva enviada por una amiga de la infancia y compañera de la juventud. En pocas líneas lo ha citado en la estación para darse el último adiós, pues por lo visto ha decidido abandonar a su anciana madre y demás familia para ingresar en un convento. Al encontrarse, él, que no da crédito a lo que su antigua amiga está a punto de hacer, le pide explicaciones. Ella, con voz tranquila y monónotona, satisface la curiosidad de su amigo. En resumidas cuentas, el cura de la aldea le ha hecho ver que más ayudará a su familia rezando que trabajando miserablemente. Por mucho que el viejo amigo insista, todo hace indicar que el clero gana la partida.

  • Imagen de cubierta ¡Un duro!

    Cuento donde la base de una gran fortuna radica en el trabajo y el esfuerzo.

    Corre el año de 1877 y el narrador de este relato se encuentra de vacaciones veraniegas en un pueblo de Castilla la Vieja. En uno de esos días sale al monte para disfrutar de una jornada de caza y, desconocedor del terreno, se acaba perdiendo, incapaz de encontrar de nuevo el camino a casa. Cuando su esperanza de dormir bajo techo va desapareciendo, se encuentra con un hombre, del tipo del agricultor, aunque bien vestido. Este le informa de que el pueblo se encuentra a 14 kilómetros de ahí y le ofrece su hospitalidad para pasar a buen resguardo la noche. Este hombre es el señor Manuel, un respetado hombre que resulta poseer prácticamente todas las tierras y propiedades de la zona. A la hora de la cena, asegura que toda su riqueza la ha ganado por un solo duro. Semejante afirmación hace necesaria una explicación. Todo da comienzo en una herencia envuelta en un mensaje de mal agüero.

  • Imagen de cubierta El pelotón de modistas

    Relato donde se bosqueja el tipo de las modistas madrileñas.

    Muy consciente de la labor del escritor, Alejandro Larrubiera acomete en este relato la tarea de bosquejar el tipo de las modistas madrileñas. Estas, educadas más en las novelas románticas que en el poco rato de escuela que pudieron disfrutar, se conciben como presas de sus propias circunstancias, aunque a ellas parezca no importarles demasiado. Sus usos y costumbres, sus filias y sus temores no dejan de ser el producto de una condición social previa. De este modo, se ven supeditadas a muy limitados ocios, ya sean en el teatro, en el café o en un merendero… pero siempre a merced de las economías y voluntades del novio de turno. Todas y cada una de ellas, no obstante, parecen estar dotadas de gran fuerza, de ahí la imagen del pelotón de modistas.

  • Imagen de cubierta Juan Fatiga

    Cuento simbólico donde la perseverancia del trabajo consigue la alianza de la fortuna.

    Nadie en la pequeña aldea da crédito a las palabras del sacerdote cuando hace pública la primera amonestación de Juan Fatiga y Catalina Rueda. Todos piensan que la muchacha ha perdido el juicio, más aún cuando los amantes desdeñados ven a la pareja en amoroso coloquio bajo el amparo de un hermoso fresno. Las razones de su asombro radican principalmente en que nadie había visto antes que los dos jóvenes hubiesen cruzado palabra alguna. A ello se suma que Juan Fatiga es uno de los seres más desdichados del contorno: tremendamente feo y acuciado siempre por la fatalidad. Así pues, inmerso en la mayor de las miserias, tomó consciencia de que, para evitar el tener que pedir limosna, era preciso trabajar. Catalina, por su parte, es todo lo contrario. ¿Por qué entonces semejante enlace?

  • Imagen de cubierta El nido de gorriones

    Cuento donde la vejez se aferra al trabajo ante la perspectiva de su abandono una vez repartida la herencia.

    El tío Roque es un campesino aragonés que lleva con energía sus setenta y cinco años, manteniéndose plenamente activo en la administración de sus fincas y propiedades, calculadas por los inteligentes del contorno en ciento cincuenta mil duros. Este buen hombre se encuentra en completa compenetración con la tierra, hasta el punto de parece ser extensión de la misma. Sin embargo, la edad no perdona y, poco a poco, su salud se va quebrando con el rudo trabajo a que venía entregado desde el amanecer de cada día. De todos modos, se muestra incapaz de abdicar, de darse al reposo y dejar al cuidado de manos ajenas el cuidado de lo que es suyo. Es por ello que sus cuatro hijos deciden plantarse ante él para poner fin a la situación. Mas el tío Roque seguirá en sus trece y dará como razón la moraleja de su experiencia con un nido de gorriones.

  • Imagen de cubierta De las memorias de Juan Gandul

    Cuento satírico cuyo protagonista hace de la pereza su felicidad.

    El protagonista de este brevísimo relato está orgulloso y feliz de poder asegura que, ya desde la misma fecha de su nacimiento, siempre ha sido un gandul redomado. Su empeño ha consistido en coleccionar años en los que no hubiera trabajado absolutamente nada y resulta que puede asegurar que se ha salido con la suya. Pero la vagancia, a la cual considera patrimonio exclusivo de los seres superiores, siempre exige sacrificios, de tal modo que pasarse la vida ganduleando cuesta un enorme trabajo. De ello da fe el testimonio de Juan Gandul, que relata el modo en que consiguió desembarazarse de los trabajos físicos e intelectuales hasta el punto actual, en que es un hombre absolutamente felicísimo.

  • Imagen de cubierta El tesoro

    Cuento donde un avaro aprende demasiado tarde que el mayor tesoro es el trabajo.

    De la opulenta familia de los Ginestal solo queda un segundón llamado don Álvaro, que, a fuerza de malgastar tanto el tiempo como el dinero, se encuentra actualmente sin salud y sin recursos. Su situación es absolutamente lamentable, pues además de la ruina física se ve mermado también por la espiritual. Sin criados ni guerreros, sin esposa, sin amigos… don Álvaro se encuentra solo en el mundo. Y ahora que ya ha dilapidado todas sus riquezas, resulta además un tipo dominado por dos grandes vicios: la avaricia y la pereza. Un día, sobreponiéndose a su rutina ociosa, se dedica a leer unos pergaminos apenas inteligibles de su biblioteca familiar. Atacado por la melancolía dejará caer en tierra un pergamino, y es de este modo como se encuentra con un papel corroído por el tiempo y que contiene las instrucciones para encontrar el tesoro escondido por el primer Ginestal.

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